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lunes, 21 de julio de 2014

Gran Premio de Alemania 2014. Dos carreras seguidas con espectáculo.

HockenheimGran Premio de Alemania 2014 CIRCUITO:Hockenheim (Alemania)
LONGITUD: 4.574 km.
NÚMERO DE VUELTAS: 67 (306,458 km en total)
CURVAS: 17 (6 a izquierdas, 11 a derechas)
COMPUESTOS: Superblando (rojos) y blando (amarillos)
DEGRADACIÓN DE FRENOS: Alta.

La carrera de Alemania nos deja un buen sabor de boca. Quizá no tanto como la carrera de Silverstone, pero también vimos unas cuantas luchas que fueron dignas de mención. Lo que deja claro esta primera mitad de campeonato es que Scuderia Ferrari necesita que lo dinamiten de arriba a abajo y lo vuelvan a levantar. Fallan los ingenieros, la estrategia y esta vez, hasta los pilotos. No se pueden buscar excusas.

Alonso y los Red Bull, garantía de espectáculo

No queremos ser triunfalistas y decir que cada vez que Fernando Alonso se cruce con Sebastian Vettel o Daniel Ricciardo veamos una lucha intensa, pero lo de ayer, si lo encadenamos con lo de Silverstone, puede dar lugar a una de esas escenas de rivalidad que todos tenemos en la cabeza de glorias pasadas.

Especialmente intensa es la imagen que vimos en la horquilla del circuito, con Fernando Alonso y Sebastian Vettel luchando por una posición, sobrepasando cada uno por un lado a Kimi Räikkonen, casi tocándose entre los tres y pasando por uno de los sitios más estrechos del circuito, dándonos una vez más, razones para seguir creyendo en este deporte, una vez se estabilicen los cambios que se han acumulado este año.

No contento con eso, el asturiano ofreció un recital de adelantamientos en la Parabolika, quitándose de enmedio a coches que frenaban su progresión tras las entradas en boxes y que no le permitían perseguir a sus rivales. Pero aún nos esperaba otra lucha.

En un excelente trabajo de equipo, y después de que Fernando Alonso hubiera sufrido otro nuevo fallo de estrategia con sus ruedas, Daniel Ricciardo protagonizó dos vueltas de constantes ataques, defensas, adelantamientos y readelantamientos con el piloto de Fernando Alonso. Una intensa lucha que nos hubiera gustado que durara quince vueltas, dado que las primeras posiciones estaban ya perdidas, pero que ganó el español por la situación de las gomas.

Cuatro pilotos en un pañuelo

Pero como no sólo de dos pilotos vive la F1, también vimos espectáculo en otros puntos del Gran Premio. Un ejemplo de ello fue la lucha que mantuvieron, hacia la mitad de la carrera, Sergio Pérez, Kimi Räikkonen, Daniel Ricciardo y Lewis Hamilton. Los cuatro formando un trenecito imposible, peleones y con ganas de conseguir algo más, el inglés fue el único que consiguió pescar en aquel río revuelto.

Fueron pocas vueltas, pero dio igual. Hubo toques, lances y fibra de carbono saltando en algunos momentos, pero los cuatro pilotos protagonizaron algunas de las escenas más trepidantes del Gran Premio, acercándose los unos a otros, quitándose los adelantamientos y, finalmente, con un Lewis Hamilton que adelantó a los tres pilotos que tenía delante en una maniobra que debería pasar a los anales de la historia de este deporte.

Señores de la FIA, apunten: ESTO es lo que queremos, y no otra cosa.

La remontada de Hamilton

Totalmente reseñable. Salía vigésimo, por un fallo en la clasificación del sábado que le dejó fuera de la Q2. La causa: uno de sus discos de freno Brembo estalló, dejando una nube de carbono al entrar en una curva y se fue contra las protecciones. Habría salido 15º, pero decidieron cambiar la caja de cambios y perdieron cinco posiciones. Podría haber sido peor si la FIA hubiera considerado el cambio del suministrador de los discos de freno como un cambio de material, saliendo desde el pit lane, como hizo Marcus Ericsson.

Lejos de mirar a un puesto que maquillara el resultado, el piloto de Mercedes Petronas AMG puso sus ojos en lo más alto del podio. Sabía que su monoplaza se lo permitía. Incluso llegó a cambiar su estrategia de salida, que era de dos paradas, a una de tres para no perder tiempo con la caída de rendimiento de las gomas. Así, tras tocarse con Adrian Sutil, pelear con pilotos como Sergio Pérez, Kimi Räikkonen o Daniel Ricciardo, el inglés le pidió a su W05 que se vaciara curva tras curva.

Llegó a asediar a Valteri Bottas. El finlandés, haciendo gala de todo su talento, que está demostrando tener a raudales, mantuvo a Lewis Hamilton detrás finalmente, consiguiendo su tercer podio consecutivo y frustrando un doblete de Mercedes Petronas AMG que, no por más trabajado, era menos valioso.

La dispar suerte de los Williams

Resulta muy curioso ver cómo Valteri Bottas y Felipe Massa siguen caminos y suertes tan dispares. Con un coche tan competitivo como se está mostrando el Williams Martini Racing, el piloto finlandés lleva tres carreras seguidas subiéndose al podio, mientras que el que pudo haber sido campeón de 2008 lleva dos abandonos seguidos.

Y es que parece que Felipe Massa se mete en todos los fregados que puede. Recordemos si no, la tangana que tuvo con Sergio Pérez en Canadá y el rifirrafe posterior que terminó con la FIA manteniendo la sanción al mexicano. Igual el brasileño hacía bien en pensar si el culpable de sus desgracias no es él, en lugar de disparar a todo lo que se mueve. Ahora el objeto de sus iras es Kevin Magnussen. Es cierto que su accidente de ayer fue escalofriante (demos gracias al ángulo entre el morro y la chimenea), pero que siempre ande metido en fregados empieza a ser sospechoso de que quizá no sea él la víctima.

El tortuoso camino de Ferrari

No se puede vivir de viejas glorias. No se puede vivir de haber sido la escudería más grande de todos los tiempos. Pero en Scuderia Ferrari parecen no haberse dado cuenta aún.

Los de Maranello deberían empezar a darse cuenta de que, desde 2010, si hay algo que les impide hacer el más espantoso de los ridículos es Fernando Alonso. Y no, no lo digo por fanatismo ni por españolidad ni nada. Es la realidad. La Scudería lleva desde 2006, año en que Schumacher le disputó el mundial a Fernando Alonso, arrastrándose por los circuitos. En 2007 perdieron el mundial por la estupidez de Team McLaren Mercedes y de sus dos pilotos de entonces (el propio ovetense y Lewis Hamilton), pero fue su último logro. En 2010 cubrieron al piloto equivocado. En 2012, se dejaron robar la cartera en la segunda mitad de la temporada. En 2013 también bajaron los brazos pronto.

Ahora mismo, Scuderia Ferrari ni siquiera puede contar con Fernando Alonso. El sábado, volvió a calificar mal. Ayer, gestionó los neumáticos mal. Ni el coche ni los pilotos ni siquiera el jefe técnico dan la talla. Se eliminó a Domenicali, pensando que era el culpable. Pero Matiacci no lo está solucionando. Kimi Räikkonen navega en un mar de fallos, incertidumbre y pobre rendimiento, y Fernando Alonso empieza a dar signos de un hartazgo largo tiempo anunciado.

En Maranello deberían poner pies en pared ya. Cambiarlo todo. Y si quieren hacer algo bueno en 2015 gastar el dinero que no tienen en desarrollar un coche superior. Que si llegan las victorias, el dinero también llegará. Pero si quieren esperar a las victorias para que llegue el dinero, acabarán por abandonar el Gran Circo. Y esto sí sería un golpe que heriría de muerte a la categoría. No porque la F1 dejara de existir sin Scuderia Ferrari. Sino por todos los fans que la marca arrastraría.

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