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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Crisis en la F1, visiones de un aficionado (y VI): la crisis económica.

Acabamos nuestro monográfico sobre la crisis en la Formula 1, y vamos a dedicarlo a un elemento que no podía dejar de afectar al deporte del motor, tal y como ha afectado a todos los demás sectores de la sociedad. Va a ser quizá el capítulo más corto y en el que podemos meter más la pata, porque no somos economistas. Pero sí sabemos cómo nos ha afectado la crisis económica y más como aficionados a la F1. Así que vamos a contar por qué los aficionados hemos dejado de ir a las pistas. Como complemento, le vamos a dar un tirón de orejas a Ecclestone por sus comentarios sobre los jóvenes la semana pasada.

Cuestión de ingresos

Decía el señor Ecclestone la semana pasada que no le interesaban los jóvenes en la F1, que no tenían dinero... que su target eran los pensionistas de 70 que sí que lo tienen.

Yo no sé en qué mundo vivirá el señor Ecclestone, pero en el mundo real, los pensionistas tienen bien reducido su poder adquisitivo. No voy a empezar un alegato sobre si las pensiones deberían ser más altas, más bajas o dejarlas como están. Pero sí quería decirle al señor Ecclestone que vuelva al mundo real. Entiendo perfectamente que a la Formula 1 no llega tanto dinero como debería llegar desde hace un tiempo, es algo que hemos ido analizando en los cinco capítulos anteriores. Pero no se puede despreciar a los aficionados de esta manera. Entre otras muchas razones porque los aficionados, aunque no tengamos dinero, somos los que traemos dinero a la Formula 1.

Muchos no tenemos dinero para ir a los circuitos, eso es cierto. Pero gracias al interés que la F1 despierta en nosotros, las televisiones invierten mucho dinero en los derechos de televisión. Y este hecho trae dinero de patrocinadores. En España, Cepsa y Banco Santander ponen la pasta para que podamos ver la retransmisión en la televisión. ¿Dónde va ese dinero? A los bolsillos del señor Ecclestone, que, al fin y al cabo, es donde va todo el dinero de la Formula 1. Él luego reparte migajas.

Presencia en los circuitos

Pero vamos a lo que hemos venido y luego seguiremos con el señor Ecclestone.

Si nos fijamos en la presencia de público en los circuitos cuando seguimos las retransmisiones, nos habremos dado cuenta de que la afluencia de gente a las gradas se ha visto reducida (excepto en circuitos concretos, como Monza, Suzuka o Interlagos, donde hay una mayor afición). No es sólo que el aburrimiento se haya instalado en las pistas en los últimos años (causado por, como ya hemos visto, muchos factores), sino que también hay que achacárselo a la crisis económica mundial.

Como yo, muchos otros aficionados habrán querido asistir a un Gran Premio, o lo hayan hecho ocasionalmente, con un esfuerzo económico real. Las entradas para un fin de semana varían mucho en su cuantía, dependiendo del sitio. A ello hay que añadirle el precio de alojamiento, transporte y comida, que, en una ciudad invadida por fanáticos del motor, no es barato. Y es normal. La Formula 1 es un atractivo turístico del que muchos sitios pueden aprovecharse para equilibrar sus cuentas o incluso hacer caja y conseguir beneficios. No los culpo. Es lo mismo que hacen restaurantes y hoteles de la costa en verano. Algo que me parece totalmente lícito y justo, ojo. Sólo es un dato que os ofrezco, para que podáis ir haciéndoos a la idea de lo que costaría un Gran Premio, metiendo en el coste final todo lo que incluye la asistencia al evento. Y no hablo de gastos especiales, como pases de paddock, palcos y demás, sino la entrada, estancia y mantenimiento.

Tomemos un Gran Premio básico, el más cercano a nosotros, como es el de Montmeló. Y vamos a tomar los precios más económicos. Vamos a hacer un cálculo de lo que costaría desplazarse a Barcelona para asistir al GP de España y estar allí para disfrutar desde los FP1 hasta la carrera.

En primer lugar, hay que desplazarse. Viviendo en Alicante, por ejemplo, tenemos varias formas de llegar:
- En tren: escogiendo un tren que nos permita llegar antes de los FP1 y otro que nos permitiera volver tras la carrera, el billete más barato de ida y vuelta saldría por 52 euros (con una duración del viaje de 5h y 40 minutos en cada trayecto, un total de 11 h y 20 minutos en tren).
- En avión: de nuevo, habría que escoger vuelos que nos permitan estar en Montmeló antes de los FP1 y salir de allí tras la carrera. Vuelos que reúnan dichas condiciones hay varios, pero el más barato cuesta 105 euros.

- En autobús: con una duración del trayecto de más de siete horas y media por trayecto y con las condiciones que pedimos, el viaje nos costaría 94,14 euros, contando ida y vuelta.
- En coche: teniendo vagas referencias, es lo más caro. 120 euros ida y vuelta. Y eso si el coche es tuyo y no es de alquiler.


Y estoy calculando a Barcelona. De Barcelona a Montmeló, en Cercanías, son 2,20 euros. Suponiendo que durmamos en Montmeló, son 4,40 euros. Si vamos y volvemos a Barcelona, 13,20 euros más.


Otro problema es el alojamiento. Si nos quedamos a dormir en Montmeló, lo más barato que hemos encontrado son 46 euros por noche, lo que suponen 138 euros de alojamiento. A esto hay que añadirle desayunos, comidas y cenas. Haciendo una estimación de 10 euros por comida, 10 por cena y 2 por desayuno, podríamos establecer un precio de 25 euros por día de estancia (siempre se toma uno una caña...). En total, 75 euros.

Así que sumando el completo, y con las opciones más baratas, tenemos: 52 € de ida y vuelta en tren + 4,40 € de Cercanías a Montmeló + 138 € de estancia en Montmeló + 75 € de comidas y demás = 269,40 €. Y esto sin contar las entradas. Que, en Pelousse, para los tres días, suponen otros 104 €. En tribuna, la más barata es la zona de la chicane del RACC, en el estadio, y suponen 196 € (las más baratas de tribuna, en la J, frente a la salida del pit-lane, de 160 € los tres días ya están agotadas). Así, nos quedamos en un precio total de 465,40 € para disfrutar de todo el fin de semana en el circuito.

Con estas cifras, es normal que Ecclestone quiera llegar al público que más dinero tiene. El problema de este sueño es que en un país como España (y supongo que en otros países también, a menos que tengan un buen plan de pensiones -como en España-), los pensionistas no tienen tanto dinero como el señor Ecclestone parece creer. Claro, él tiene la edad de un pensionista, pero no se ha jubilado (ni tiene intención, según sus declaraciones). Y con el negocio que maneja, es normal tener pasta para ir de tour mundial viendo Grandes Premios. Para un pensionista español, que puede llegar a cobrar 500 euros en un mes (o incluso menos, ojo) supone un mes de su vida. ¿Quién en su sano juicio va a dejar de comer un mes sólo para irse a ver una carrera? Y hablamos de ir de Alicante a Barcelona. Si hablamos de cualquier otro punto de España, el precio podría dispararse hasta doblarse incluso.

Crisis mundial

El señor Ecclestone no ha debido de darse cuenta, como Zapatero en su momento, de que el mundo anda sumido en una crisis económica de la que apenas comenzamos a salir (o no, según donde se viva)

El mundo se ha empobrecido sensiblemente. Sobre todo entre la clase media, que ha llegado incluso a desaparecer, que es donde la Formula 1 tiene su nicho principal. Que no se equivoque el señor Ecclestone: su nicho principal no es la gente con pasta, que es bastante menos de la que él cree. Su nicho principal es la gente de clase media, clase a la que la crisis económica ha condenado gravemente. Así que, ¿qué es lo que tiene el señor Ecclestone? Gente mayor sin dinero, a la que quiere llegar, pero que no puede pagar la asistencia a los circuitos; gente joven, con o sin dinero, a la que no quiere en la F1, porque, según él, no tienen dinero. Da igual que la gente de 35-40 años (gente joven) que empieza a tener algún dinerico, sea la que pudiera acabar llegando a las pistas. Él ya ha dejado claro que quiere dirigirse a la gente de 70 años y más. Sin darse cuenta de que es un colectivo al que la crisis económica ha azotado especialmente. En España, han pasado de tener medicamentos gratuitos a tener que pagar por ellos (o más bien repagar). Y repito: nadie en su sano juicio va a dejar de comer por ir a ver un Gran Premio. Ni siquiera nosotros, que somos grandes fans, lo haríamos. Somos mucho más fans de tener el estómago lleno, gracias.

Comenzábamos nuestro monográfico diciendo que la F1 es un deporte de élites. Incluso económicas. Pero mantener la F1 como negocio no puede depender sólo de las élites. Ni prosperará si es así. Un negocio como el de la F1 necesita de todo el público que pueda acaparar. Porque la F1 no es sólo el deporte, la competición o el espectáculo, sino también el negocio automovilístico y las innovaciones que puedan hacerse. Y estas han de llegar a la calle. ¿De qué hubiera servido el ABS, por ejemplo, si sólo se hubiera implementado en los coches de lujo?

La Formula 1 no es suya, señor Ecclestone

Como cualquier deporte, la Formula 1 es de los aficionados. Sirva esta carta abierta que publiqué hace unos días, para ilustrar lo que quiero decir:

Señor Ecclestone, soy un aficionado joven a la F1. Llevo siendo aficionado a la F1 desde los tiempos de Rosberg. Los de Keke, no los de Nico. Quizá entonces no me enteraba de mucho, pero he ido aprendiendo. He visto ganar a Prost, a Hill, a Senna, a Schumacher, Alonso, Vettel...

He vivido muchos grandes momentos con la F1. Ahora tengo 35 años. Llevo más de 30 años viéndola. Y ahora usted dice que no me necesita porque no tengo dinero. Pero a usted parece olvidársele que la F1 la hacemos los aficionados, los que pagamos las entradas, el pay-per-view...

La pregunta es: ¿de dónde va a sacar el dinero para mantenerla si desprecia usted a más del 70% de su afición? En estos tiempos de crisis de la F1, que usted y sólo usted ha provocado, no puede permitirse perder aficionados, aunque no tengamos dinero. Porque sólo el dinero de los patrocinadores supone una gran fuente de ingresos para usted. ¿Se imagina qué harán los patrocinadores si usted echa a 2/3 de sus fans? ¿Cree usted que seguirán poniendo pasta en su negociete si no alcanzan a suficiente audiencia?

Pero lo peor no es eso. Lo peor es que un espectáculo sin espectadores acaba por cancelarse. Por fortuna, la F1 es mucho más grande que la FOM y estoy seguro de que podría seguir adelante sin usted. Es posible. Factible. Así que si usted está ya gagá, jubílese. Pero no nos quite a los aficionados jóvenes el deporte que más nos hace vibrar. Porque si alguien sobra aquí es usted. Tenga muy claro que los aficionados no vemos los GP por verle a usted, sino por ver máxima tecnología puesta a prueba y comprobar cómo unos monos dominan unas latas construidas por otros monos a más de 300 km/h.

Así que, cuando no llegue la pasta a la F1, porque no hay aficionados, no llore. Acuérdese de lo que acaba de hacer: expulsarnos a los aficionados jóvenes. Que, por si no se acuerda, seremos los pensionistas de setenta con dinero (ja) del futuro.

Firmado: un aficionado joven

Entonces, ¿quién es el culpable?

Si nos habéis seguido hasta aquí por los cinco episodios anteriores hasta llegar a este, os daréis cuenta de que el culpable no es otro que el señor Ecclestone. Buscando el ingreso rápido y la reducción de costes inmediata, ha dado al traste con un deporte que no debía ser sino el estandarte del desarrollo tecnológico y que se ha convertido en un tiovivo gracias a los recortes, las inclusiones de equipos incapaces de afrontar el gasto que supone la Formula 1 y la imposibilidad de desarrollar nuevas tecnologías que compensen lo que unos desarrollan más que otros. El señor Ecclestone es quien impulsa todas estas medidas, embauca a unos y doblega a otros para llenarse los bolsillos, mientras otros sucumben a las mentiras que les contó y se pelean por unas migajas.

Señor Ecclestone, el mundo ha cambiado. Y usted debe adaptarse o desaparecer. Porque, como le digo en mi carta, usted no es la F1.


Primera parte: Las escuderías pequeñas
Segunda parte: Emisión en pay-per-view
Tercera parte: Circuitos fallidos
Cuarta parte: Cambios constantes y sin fin
Quinta parte: Congelaciones en I+D y pruebas

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