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jueves, 7 de abril de 2011

Espectadores y Formula 1. ¿De verdad es por los adelantamientos?

Jean Todt, presidente de la FIA, ha revelado que el número de espectadores por GP está en claro declive. Según el francés, la culpa la tienen carreras aburridísimas, como Abu Dhabi 2010 (¿?) en las que no se puede adelantar. Traducido esto al idioma de la calle, lo que ha dicho Todt, en definitiva, no es más que la gente vería la F1 si hubiera más adelantamientos. Y yo me pregunto lo siguiente: señor Todt, si de verdad la gente quisiera ver más adelantamientos, ¿no cree usted que verían más MotoGP? Si esto es así, ¿no cree usted que la gente que ve la F1 es porque realmente entiende el deporte y el espectáculo, en lugar de buscar el entretenimiento puntual? Vamos a analizar esto, intentando entender, desde el punto de vista de un no aficionado qué es lo que le hace falta a la F1 para que se convierta en un deporte de masas.

Carreras aburridas.

Estoy de acuerdo con el señor Todt en que la F1 puede resultar muy aburrida para todos aquellos que son ajenos al deporte y que puede no ofrecer mucho para que se enganche mucha gente. También estoy de acuerdo en que hay carreras que son en extremo aburridas. Y se me vienen a la mente muchas en 2004, cuando su Ferrari dominó de principio a fin toda la temporada.

Pero no sé cómo puede decir eso cuando en 2010 hemos tenido uno de los mejores mundiales de los últimos años. Espectacular hasta el final, con una durísima pugna por el campeonato, con cambios de líder casi semanales, errores, pifias, conducciones magistrales... Es cierto que el año pasado también hubo carreras aburridas (siento decirlo, pero no se me ocurre carrera más aburrida que Korea el año pasado), pero si empezamos a recordar, siempre ha habido algo por lo que las carreras de 2010 fueron memorables.

Sí es cierto que la ración de adelantamientos no es espectacular, pero entendámoslo: adelantar, en las pistas que hay construidas, es muy difícil. Pero es también ahí donde está la belleza de este deporte: en intentar colocar el monoplaza en la posición delantera sin tocarte con el coche al que estás adelantando y, por supuesto, dentro de la pista (sin aprovechar escapatorias, puzolanas, etc...).

Una carrera sólo es aburrida si el órden de parrilla se mantiene de principio a fin, no hay manera de acercarse unos coches a otros o si no ocurre nada de nada de nada.

Adelantamientos: ¿es realmente el problema?

Yo no estoy de acuerdo con esta afirmación. Una carrera espectacular puede serlo por el número de adelantamientos que veamos, pero también puede serlo si, por ejemplo, tenemos a Vettel, Alonso y Hamilton en las tres primeras posiciones y, aunque no se adelanten, la distancia entre el primero y el último es de 1,5 segundos. La lucha trepidante entre unos y otros es lo que estaría dando espectáculo aquí.

También habrá una carrera espectacular si, a pesar de no haber adelantamientos en pista, la estrategia cambia la situación de la misma. Y no hay más que acordarse de Abu Dhabi 2010. De tener el mundial ganado a perderlo por cubrir al piloto que no era. O con una carrera nocturna. ¿A alguien no le parece preciosa la carrera de Singapur? A mí, personalmente, me parece que correr bajo la iluminación de los focos le da otra dimensión a la F1. ¿Y quién entre vosotros concibe una F1 sin pasar por Mónaco? Los aficionados queremos ver buenas carreras, no adelantamientos continuos.

Es que en las motos se adelantan más...

Este parece ser el cáncer que ha invadido la F1. No me malentendáis. Me parece bien que se impongan estrategias para incrementar el número de adelantamientos, pero todas las comparaciones son odiosas y en particular, esta lo es más.

Analicemos lo que es la F1 y lo que es MotoGP. En común tienen que son dos trepidantes deportes, que son la cuna del máximo desarrollo tecnológico en automoción y que tienen un gran componente de espectáculo. Pero aquí se acaba todo el parecido que tienen y debe acabarse. ¿Por qué?

En primer lugar, por la amplitud de los vehículos utilizados. A nadie se le escapa que una moto es bastante más pequeña que un coche de Fórmula 1. Es evidente y el que no lo vea, que vaya al oculista porque tiene un problema gordo. La anchura máxima del monoplaza, sin contar las ruedas, es de 1800 mm, según la regulación técnica de la FIA. No llega a 2 m. ¿Quién ha visto alguna vez una motocicleta con ese ancho? Según la reglamentación técnica de la FIM (Federación Internacional de Motociclismo), el ancho máximo de la moto es de 600 mm. Tres veces menos.

Es decir, que intentamos comparar vehículos cuya anchura es el triple el uno del otro. Analicemos además que muchos circuitos, como Montmeló o Sepang, son comunes. He de reconocer que éste año sólo estos dos y Silverstone servirán de anfitriones comunes para los dos campeonatos del mundo. Antaño, cuando la F1 corría en Jérez, también podía contarse este entre los circuitos comunes. Y recordemos que la F1 entrena en el Ricardo Tormo de Cheste, por lo que también podemos tomar el circuito valenciano como referencia.

Lo que quiero decir es que ¿cómo van a entrar dos coches en el mismo sitio que tres motos? En MotoGP, con unas dimensiones como las que acabo de anunciar, en el sitio en que cabe un coche caben tres motos. Pero vamos a ser laxos. Vamos a respetar una distancia de seguridad y vamos a decir que cada coche ocupa el mismo sitio que dos motocicletas, por lo que en el sitio en que cabrían dos monoplazas habría espacio para ubicar hasta cuatro vehículos de MotoGP. Vamos a ser como la FIM y vamos a colocar únicamente tres motocicletas por línea en lugar de cuatro. Hemos pasado de seis a tres motocicletas. Es decir, que si en la parrilla de salida de MotoGP entraran las mismas dimensiones que en F1, cada línea debería tener seis motocicletas. Pero no. Tiene tres. En un circuito como Montmeló, en el que la F1 tiene tres sitios ideales para adelantar, ¿cuantos no encontrará la MotoGP?

Parece de cajón entonces que la MotoGP no puede servir de modelo de espectáculo para la F1. Por la sencilla razón de que correr en la misma pista con un coche y con una moto no es lo mismo.

Si usaran todos el mismo coche...

...sería GP2 o cualquier otra categoría, no F1.

Precisamente, uno de los mayores atractivos de la Fórmula 1 es la tecnología, la aerodinámica y los avances en mecánica que permiten arañar esa decimilla tan necesaria para ganar una carrera, adelantar al de delante o que no te pase el que llevas atrás.

El mejor ejemplo de que la tecnología le da sal a la Fórmula 1 es el actual alerón delantero del RB7. Entre los aficionados nos matamos a ver fotos, a revisar vídeos, a mirar parámetros, a rebuscar en el reglamento... y no sabemos qué permite al RB7 tener un alerón que baja tantísimo, que flexiona como si no hubiera mañana y que pasa todas las pruebas habidas y por haber para encontrarse dentro de la legalidad. El año pasado, fue el F-duct y los escapes sopladores. Este año, los escapes adelantados o la forma de los pontones. Nunca se sabe en este deporte qué y qué no va a funcionar y ver las soluciones que unos y otros aplican para cerrar los huecos entre los que llevan delante y aumentar el que tienen con los que están por detrás es siempre apasionante.

Vale, así mirado, hay motivos para disfrutar de la F1.

Y sin embargo, la gente no la ve. ¿Por qué motivo?

En nuestro país, donde el deporte rey es el fútbol y a la zaga le va el baloncesto, la cultura nos impide disfrutar de dicho deporte. Y me refiero a ese pequeño entrenador de fútbol que todos llevamos dentro. Es muy fácil sentarse a ver un partido en un bar o en el salón de casa y gritarle al míster que no tiene ni idea, que la defensa no juega bien adelantada, que tal o cual jugador son necesarios o que tal o cual banda debe correrse más. Es fácil porque se ve, porque las condiciones son casi invariables, por mucho que los jugadores tengan veintidós voluntades distintas y se sume a ellas las de los jueces de línea, el árbitro e incluso el balón. Hay lo que hay y un equipo de fútbol que no se mueve, que no mueve el balón y que no corre, pierde seguro.

En una carrera de MotoGP tampoco hay demasiado que rascar. El que mete mejor la moto en las curvas, el que frena más tarde y el que consigue colarla entre las demás, se lleva el gato al agua. Hay que estar muy zumbado para correr a 350 km/h en una moto (Capirosi, a bordo de una Ducati Desmosedici, 347,4 km/h). Y si no, mirad a Valentino Rossi. Todo un loco capaz de subirse a una moto y atravesar entre dos corredores para ganar media posición... Aquí el motor y la pericia del piloto lo hacen todo.

Pero, ¿y una carrera de F1? Aquí, amigos, llegamos a lo más grande de todo. No sólo la pericia del piloto cuenta, porque cuenta y mucho (y si no, mirad la diferencia de resultados entre Hamilton y Button o Massa y Alonso, por poner un ejemplo); sino que también influye la mecánica (recordemos que actualmente el motor Mercedes es el más potente de la parrilla y el Renault, el más eficiente en el tema del consumo), la aerodinámica (algo de lo que está exenta la MotoGP en gran medida), la estrategia (Pirelli se va a encargar de ello este año) y la pillería de todo el equipo (Adrian Newey, que eres un genio, glorificado sea tu nombre, venga a nosotros tu ingenio...). Valorar una carrera de F1 es un reto complicado precisamente por la inmensidad del número de factores que juegan en ella.

Y si no, ya lo veréis en Sepang. ¿KERS sí o no? ¿Lluvia torrencial o ni una gota? ¿A rachas lluvia y a rachas sol? ¿Cómo manejar el DRS? ¿En qué curva se adelantará mejor? ¿2, 3 ó 4 paradas?... Amigos, la F1 es un deporte para disfrutarlo pausadamente, con calma y a 350 km/h, contemplando la lucha y los problemas de cada piloto por separado, no para tener un comentarista gracioso, que dé grititos cada vez que hay un adelantamiento o que se quede taquicárdico perdido cada vez que un piloto entre a boxes.

Entonces, ¿qué le hace falta a la F1 para llegar a la gente?

Básicamente, nada. Lo tiene todo: espectáculo, técnica, lucha, coraje... Más bien, a la F1 lo que le pasa es que le sobra algo. Y lo que le sobra es complejidad.

No todo el mundo está dispuesto a pasar hora y media de carrera, más una hora de clasificación, más otras cuatro horas de entrenamientos libres delante del televisor para ver algo que no entiene o que le resulta complicado de entender. Es muy difícil, y si veis el campeonato acompañados entenderéis lo que quiero decir, ver una carrera de Fórmula 1 con una persona al lado que no entiende lo que pasa en la pista. O aún más, que ni siquiera tiene intención de entenderlo. Porque una persona que no lo entiende pero está abierta a explicaciones, que atiende, que escucha, puede llegar a apasionarse por el deporte si realmente ve en ello ese gusanillo que nos picó a nosotros por entender cómo bichos de 600 kg pueden alcanzar velocidades de 350 km/h. ¿Os imagináis un miura (que pesa aproximadamente lo mismo) os embistiera a esa velocidad? Seguramente recogerían vuestro hígado en Pamplona y el páncreas en Trujillo...

Pero, ¡ay! al que las carreras no le gustan y simplemente las ve porque es lo que hay en la tele, en lugar de intentar entender la F1 e intentar ver la carrera con la visión crítica con la que vería un partido de fútbol, lo que intentará es quemarte y comerte la cabeza para que le cambies el canal, a ver si alguien dice algo de Cristiano Ronaldo o de Messi.

Y es que no se hizo la Fórmula 1 para el futbolero (con todo mi respeto para el fútbol y los futboleros, claro).

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